Pensarte es como imaginarme un libro en blanco en el que uno
lee lo que le da la gana leer, y en el que a mí se me dibujan las palabras: “Quererte
es como pasear mi orgullo herido por las plazas más repletas de venganza y
ambición; amarte, como regalarte Macondo por un beso y que me mires sin expresión alguna y me preguntes: ‘¿Y eso qué es?’”.