Como Dustin Hoffman cuando cuenta las cartas que va sacando
el crupier en “Rain Man”.
Como las farolas ante el trajín de un fin de semana en el
centro de Madrid.
Como el atractivo de una niña pija en un concierto de Led
Zeppelin.
Como mi actitud cuando leo las primeras 16 páginas de un
libro de Ken Follett, justo antes de cerrarlo indignado.
Como los suspiros que sueltas cuando el polvo que estás
echando sólo sirve para recordarte que el amor ya ha muerto.
Como un amigo cuando realmente lo necesitas.
Como la Penélope de Serrat.
Como Khedira en un Real Madrid ofensivo.
Como el carisma de Rajoy.
Como la sonrisa que precede a la firma.
Como el color de la primavera para los tecnófilos del siglo
XXI.
Como la rima de los versos que escupo de mucho en mucho.
Como la mirada de Dios cuando tiene una injusticia delante
de sus narices.
Por no decir otra cosa... Ausente.
Por no decir otra cosa... Ausente.