jueves, 27 de diciembre de 2018

Deshojando desayeres



Pensares elípticos, danzares ortopédicos,
Mirares plásticos, sabores metálicos;
Que regresan, que tropiezan, que
Se idealizan antes de torcerse y que
Qué importan ya, si ya olvidé
El regusto amargo que dejan
Cuando empecé a deshojar desayeres.

lunes, 10 de diciembre de 2018

Fetiches inferidos



Empecé a fijarme en los pies. Los demás solían alabar los culos o las tetas de las mujeres, pero a mí lo que más me interesaba era ese extraño arco exageradamente abierto que se forma entre las puntas de los pies de las mujeres que han practicado danza alguna vez. En realidad, lo que me excitaba eran sus rodillas, torturadas durante años de hacer pliés, pétreas y plásticas a un tiempo; ese punto exacto del cuerpo femenino en el que una mano pierde la inocencia y empieza a ascender por el firme y sedoso muslo.

El problema era que rastrear rodillas ajenas en busca de un patrón resultaba harto complicado: tanto la primera como la segunda ola feminista habían normalizado el uso del pantalón y otro tipo de prendas tradicionalmente masculinas en ambos sexos. Me parecía de mal gusto mirar a las que llevaban una falda corta, por no hablar de la sensación de depravación que sentía cada vez que trataba de escudriñar a través de una pernera. Así que me pareció mucho más conveniente fijarme en los pies de las mujeres. Al cabo, siempre podría esgrimirse que me interesaba el calzado que portaban. Y, de todos modos, en 2008 un fetichista de pies está bastante más aceptado que un fetichista de rodillas.

Tomás Ruso - Pensamientos de un ateo moribundo